miércoles, 12 de diciembre de 2012

Robert Capa y su contribución a la historia de Córdoba

Robert Capa nació como Ernö Andrei Friedmann un año antes del comienzo de la I Guerra Mundial. Tal vez su destino estaba marcado en esa fatal fecha. De pequeño ya se interesaba por lo que sucedía a su alrededor y sabía que su futuro era el de un periodista comprometido socialmente, valores que necesitaban recordarse hombres con más sabiduría que un simple adolescente. No conforme con su caótica vida familiar salió en busca de amistades simpatizantes con el partido comunista. 


Robert Capa, durante la cobertura gráfica de El Desembarco de Normandía, 1944. 

A sus diecisiete años ya estaba pululando por países vecinos al suyo. París tuvo la suerte de acoger al al hombre que cambiaría la historia del reporterismo gráfico. A partir de ahí comienzan las andaduras del más famoso fotoperiodista de la historia. París le esperaba como una tierra prometida en su intención de convertirse en periodista de denuncia, pero los problemas económicos le desviaron en su camino. La cámara sería su mejor amiga, al igual que su compañera sentimental y su más eterna amiga Gerta Pohorylle. Ella fue la responsable de su reconocimiento mundial cuando inventó nombres artísticos para ambos. Gerda Taro para ella, Robert Capa para él. 



Sin duda, es considerado como el mejor fotoperiodista internacional, y eso que su vocación era el periodismo. Su presencia en interminables guerras ha permitido el nacimiento de una colección fotográfica maestra que es referencia para todos los fotoperiodistas del planeta. Un ejemplo de superación y perseverancia.

A partir de ahí comienzan las andaduras del más famoso fotoperiodista de la historia. París le esperaba como una tierra prometida en su intención de convertirse en periodista de denuncia, pero los problemas económicos le desviaron en su camino. La cámara sería su mejor amiga, al igual que su novia Gerda Taro.

El frente era un atractivo perfecto para una pareja con encanto que no tenía miedo de nada. Por el camino hacían amigos inolvidables, cansados pero sonrientes y contemplando la idílica posibilidad de cambiar el rumbo de los acontecimientos. Su reencuentro después tendría como fin el nacimiento de Magnum Photos. Numerosos conflictos sangrientos son testigos del objetivo de su cámara, siempre en primera persona, nada de quedarse en la retaguardia a esperar el momento adecuado. España sería el más afortunado país en contar con la presencia de Capa y Taro. La causa republicana era su pasión y su angustia, bonita paradoja para los amantes del riesgo con tal de captar la realidad de un enfrentamiento sangriento entre los opresores y sus víctimas. Capa en seguida quedó maravillado con todo lo español. Sus gentes sencillas, luchando por abrirse paso entre tiros y metralla; su clima cálido que invitaba a seguir perseverando por la causa justa o los combatientes, todos con una sonrisa aunque el fuego hubiera arrasado sus escondites.

El fotoperiodista nunca cejaba en su empeño de animar a los soldados, fuera con palabras, fuera con ayuda humanitaria. Tal vez su amabilidad le abrió las puertas a las mejores imágenes de que se tienen constancia. Fotografías cariñosas, cercanas a los personajes y, sobre todo, reales. Es en Córdoba donde le aguarda su momento de gloria.Los milicianos eran el alma de la guerra y Capa lo sabía a la perfección. Cerro Muriano vio morir al protagonista de la magnífica foto Miliciano Abatido. La fotografía sería publicada en la revista Life el 12 de julio del año siguiente. Se ha alzado con el título de mejor fotografía de guerra de todos los tiempos y obra maestra del periodismo gráfico.


Miliciano Abatido. Imagen de Robert Capa.


Fotografías de Capa y Taro en Córdoba entre 1936 y 1937

Muchas veces se ha puesto en entredicho la veracidad de aquella instantánea en la que el miliciano Federico Borrell García era abatido por una bala el 5 de septiembre de 1936 en el Cerro Muriano de Córdoba. Tenía cuarenta años y era natural de Alcoy, Alicante. Años después se comenzaría a poner en duda la autenticidad de la foto. 

La polémica estaba servida cuando el periodista británico Phillip Knightley entrevistó O´Dowd. Gallagher, periodista que acompañó a Robert Capa y estuvo presente en esos momentos y aseguró que la imagen de Capa era un montaje escenificado por las tropas republicanas tras llegar a un acuerdo con éstas. Por su parte, en otra entrevista realizada por Jorge Lewinski Gallagher, O.D. Gallagher afirma esta vez que la representación venía recreada por las tropas franquistas.

Sin embargo, La fotografía fue autentificada por un compañero miliciano del hombre caído mientras presenciaba el suceso. El hombre que lo identificó comenzó a investigar los archivos de Salamanca y Madrid y cuando certificó que era él, acudió al hermano de Borrell, Evaristo, que también estaba aquel fatídico día. Aunque no había presenciado a muerte, estaba seguro de que era su hermano. La última confirmación vendría de parte de la familia de Borrell.

En el libro The Spanish Cockpit (1937) el periodista suizo Franz Borkenau cuenta cómo presenció una batalla en Cerro Muriano y estaban presentes dos fotógrafos de Vu que confirmaron la presencia de Taro y Capa en el lugar de los acontecimientos.

Los rayos X por los que ha pasado esta imagen revelan que Capa no hizo la foto mientras caía, ya que la serie de imágenes que se obtuvieron confirman que había dos hombres en posiciones diferentes. Pero según han demostrado numerosos estudios, Capa aquel día seguía de cerca a los milicianos y hubo de tirarse al suelo y fotografiar por encima de la cabeza, por lo que el miliciano puede aparecer en varias posiciones.

Gervasio Sánchez, no obstante, no tiene ninguna opinión clara al respecto. El fotoperiodista español de conflictos aboga por la importancia del legado fotográfico de Capa más que por la polémica de si es un fotomontaje o no. "Capa era muy joven cuando se internó en la causa republicana. Puede que se dejara llevar por la emoción del momento". También argumenta que la figura de Capa está "muy sobrevalorada si lo comparamos con un fotógrafo actual que ha vivido más conflictos que Capa, aunque ha dejado mucha influencia en cuanto a la documentación de la vida para las generaciones posteriores que quieren hacer lo mismo".


Gervasio Sánchez y su opinión sobre Robert Capa

El profesor Brisset Martín ha redactado un artículo publicado en Gazeta de Antropología en 2005 donde defiende la autenticidad de la fotografía. Incorpora una imagen donde se aprecia la caída del soldado en la misma posición. El texto relaciona la fotografía con la muerte y los símbolos desde una visión antropológica visual. 

Susana Fortes, en Esperando a Robert Capa, también cuenta, entre realidad y ficción literaria, el momento en el que se produce esta famosa fotografía: "Un miliciano baja corriendo la ladera de una loma cubierta de rastrojos. La camisa blanca remangada por encima de los codos, la gorra de soldado echada hacia atrás, un fusil en la mano y tres cartucheras de cuero alcoyano en la bandolera. El sol de las cinco de la tarde proyecta su sombra alargada hacia atrás. Un pie ligeramente levantado del suelo. El pecho al aire. Los brazos en cruz. Cristo crucificado. Click."

Con motivo de los 50 años de la muerte del mítico fotógrafo, Richard Whelan ha publicado Robert Capa. La biografía, un ensayo de más de 400 páginas donde demuestra -a través de pruebas y testimonios- que la fotografía de Capa es auténtica. “En 1996, un señor de Alcoy llamado Mario Brotons Jordá identificó al miliciano; había estado con él en Cerro Muriano y asegura que Federico Borrel fue el único que murió aquel día”. En la fotografía se aprecia un tipo de cartuchera que, según Whelan, sólo se fabricaba en Alcoy.

Injurias maliciosas que plantean la posibilidad de un fotomontaje o estudios académicos fundamentados y acertados, lo que sí se sabe es que Robert Capa se ha convertido en el mayor símbolo de la República Española y se alaba la genialidad del fotógrafo en centrarse en la muerte de un hombre anónimo pero que hoy día es mundialmente conocido.

El dolor es palpable, no sólo el del personaje abatido, sino el del fotoperiodista. Sus temores se hacían realidad. Sabía que en cualquier momento la misma muerte horrible podría segar su vida, la guadaña lo perseguía allá donde ponía los pies. Sin embargo, eso no era motivo suficiente para abandonar una guerra que realmente no le pertenecía, como a ninguno de ellos, pero que necesitaba de su filmación continua para que la prensa se encargara de difundir al resto del mundo. Gracias a esa instantánea, la Guerra Civil Española fue el primer conflicto retransmitido y fotografiado día a día. Federico Borrell García es la referencia que animó a Capa a seguir haciendo aquello para lo que había nacido. Su tenacidad y su perseverancia a pesar de poder quedarse ajeno al riesgo lo han convertido en una persona digna de admiración y su nombre se conserva a pesar de los más de cincuenta años que han pasado desde su muerte, por supuesto en pleno campo de batalla a manos de una mina en Indochina.

Fuentes: Esperando a Robert Capa; Artículo de Demetrio Brisset en Gazeta de Antropología; Robert Capa. La biografía; Gervasio Sánchez; Robert Capa: obra fotográfica, Elpaís.com, International Centre of Photography, Life, Magnum Photos, Artículo de Richard Whelan

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